La gastronomía de Nuevo León lleva sorprendiéndonos varios años y probablemente seguirá haciéndolo durante mucho más tiempo. Porque, no es que los sabores que ya le conocíamos al norte, y que nos encantan, hayan cambiado, sino que hay todo un nuevo impulso gastronómico que tomó esa deliciosa tradición para convertir al estado en el nuevo centro culinario del país. Lo que de por sí ya sabía bien, ahora se está poniendo aún mejor.
Claro que la cocina nuevoleonesa no es una novedad. Quien se digne de saber algo del buen comer, debería de localizar aquí las mejores preparaciones de carne que hay en todo el país: chicharrón, asada y, desde luego, cabrito. Además de platillos con muchísima historia, como las migas y la machaca.
Restaurantes como El Rey del Cabrito o Mata de Chile son algunos de los responsables de mantener vivas las entrañables tradiciones por las que siempre queremos volver al norte. Pero, la nueva generación de chefs y cocineros en el estado le han dado un giro imprevisto al sabor, usando novedosas técnicas, nuevos ingredientes y empujando los límites.
Puede que aún haya gente que se sorprenda al saber que Nuevo León se está convirtiendo en el último gran destino de la nueva gastronomía mexicana, lo cierto es que no debería de haber sido de otra manera. Después de todo, la comida está al centro de la cultura regia: es el pretexto de reunión, el origen de las conversaciones y fundamental para la identidad.
Cocinas como Pangea, del chef Guillermo González Beristáin, empezaron a innovar con las tradiciones de la gastronomía regia desde hace varias décadas. Con el tiempo, restaurantes como Koli o Vernáculo han seguido ese impulso, mezclando sabores, olores e ingredientes familiares, con nuevas técnicas e influencias que han creado una escena culinaria inédita y prolífica en Nuevo León.