Guelaguetza, la fiesta étnica más grande de Latinoamérica vibra en el corazón cultural de México

Oaxaca, lugar de sabores inigualables, del mezcal, de riqueza ancestral y natural, es una tierra orgullosa de sus raíces que ofrece viajes inolvidables. Con ocho regiones que albergan tradiciones milenarias, la Guelaguetza destaca como la máxima fiesta de las y los oaxaqueños, donde se celebra la hermandad y reciprocidad entre las comunidades.
Es una de las celebraciones más esperadas del año, realizada en el mes de julio, en la que los 16 pueblos indígenas y el afromexicano muestran su historia, sus danzas, tradiciones, textiles y lenguas originarias, en el majestuoso Auditorio Guelaguetza en la Ciudad de Oaxaca.  
Los “Lunes del Cerro” son dos días emblemáticos en los que el Cerro del Fortín, lugar donde se encuentra el auditorio, vibra con la presencia de miles de asistentes de todo el mundo y las diferentes manifestaciones culturales de los pueblos que llegan a la capital del estado.
La fraternidad de mujeres y hombres orgullosos de sus raíces se hace presente, y contagian su alegría al compás de las melodías ejecutadas por las bandas de música tradicional.
En el año 2023, la máxima fiesta de las y los oaxaqueños retomó su espíritu ancestral y popular, una festividad del pueblo y para el pueblo, con la llegada de representantes de todas las culturas que existen en esta tierra milenaria; una época en la que Oaxaca abre sus puertas al mundo para compartir su grandeza en la celebración étnica más grande de América Latina.   
De acuerdo con registros históricos, la palabra “Guelaguetza” deriva de la lengua zapoteca, refiriéndose a la ofrenda, presente o cumplimiento; una tradición que tiene su origen desde la época prehispánica en los antiguos rituales a las deidades del maíz como la Diosa Centéotl y que, a la llegada de los habitantes del Viejo Mundo a México, se relacionó con las fiestas a la Virgen del Carmen. 
En la época colonial, el pueblo realizaba una celebración a partir del lunes siguiente al 16 de julio y ocho días después, conocidos como “Lunes del Cerro” y “Octava del Lunes del Cerro”, surgiendo en 1932 como un homenaje a la cultura de Oaxaca. 
En el mes de julio la ciudad se convierte en el hogar de visitantes que experimentan la calidez y algarabía de quienes habitan esta entidad, y conocen el legado ancestral que protagoniza esta fiesta que honra el origen e identidad de Oaxaca.