La Zona Arqueológica de Cantona es una de las ciudades prehispánicas más impresionantes de México. Ubicada en el oriente de Puebla, destaca por su complejidad urbana, su extensión y su extraordinaria planificación arquitectónica. Quienes la visitan descubren un mundo antiguo compuesto por calzadas empedradas, plazas, patios y estructuras ceremoniales que dan cuenta de una sociedad altamente organizada.
Uno de los elementos más sorprendentes de Cantona es su relación con el juego de pelota. En total, se han identificado 25 canchas, lo que convierte al sitio en el lugar con el mayor número de estos recintos en Mesoamérica. Esta cantidad revela la importancia ritual, política y social que el juego tuvo en la vida de sus habitantes. Ningún otro sitio arqueológico del país posee un número similar.
La ciudad está distribuida en diferentes unidades y sectores interconectados. Sus calzadas, algunas de varios kilómetros, fueron construidas con piedra volcánica y conectaban barrios residenciales, espacios públicos y áreas ceremoniales. Caminar por estos senderos permite al visitante imaginar cómo era la vida cotidiana en una urbe que llegó a albergar a miles de personas.
Cantona también destaca por su arquitectura defensiva. La ciudad estaba rodeada de muros naturales y artificiales que la protegían, además de estar ubicada estratégicamente en una zona elevada. Otros elementos, como sus patios hundidos, altares y terrazas, muestran un estilo constructivo único que no se repite en otras zonas arqueológicas del país.
Además de su riqueza histórica, el paisaje que rodea Cantona complementa la experiencia: campos de lava, montañas y un horizonte despejado que cambia según la hora del día. Muchos visitantes recomiendan llegar temprano para apreciar la luz matutina que ilumina la piedra volcánica y resalta los contornos de las estructuras antiguas.
Cantona es un viaje al pasado que invita a explorar, caminar y descubrir. Es un espacio donde la historia se respira en cada piedra y donde la magnitud de una civilización olvidada vuelve a tomar forma. Es, sin duda, uno de los tesoros arqueológicos más importantes de Puebla y de México.